La
bodega Fila o Labrador, es de los rincones más afamados de Valencia. Conocida
últimamente más por los “Erasmus” que por la gente autóctona, se ha convertido
en uno de los lugares más visitados por estudiantes y subsidiados que no se
quieren privar de salir un sábado noche.
Este
clásico lugar de la calle Manuel Candela, se transforma del día a la noche como
una “drag queen”, y ello porque por el día es un entrañable lugar frecuentado
únicamente por los jubilados del barrio y por la noche no se oye hablar más
cristiano que el de los camareros.
Por
el día puedes almorzar tranquilamente eligiendo mesa y taburete, por la noche
es imposible encontrar lugar donde sentarse. Por el día reina la tranquilidad y
la paz, por la noche las fiestas y borracheras estudiantiles son su único son. Ya
corren por youtube videos del lugar colgados por nombres impronunciables los
cuales no hacen más que entonar el himno botellonero “alcohol, alcohol, …”.
Obviando
las revoltosas fiestas babelinas, es uno de los lugares donde se puede cenar
con menos presupuesto de Valencia. Es conocido por sus exquisitos salazones y
fiambres. Y su secreto salta a la vista, la rotación del género. Hay noches que
se han visto caer 4 y 5 jamones al corte de cuchillo jamonero, de hecho por la
noche uno de los camareros está casi en exclusiva para ello.
Es
un lugar especial donde se pude cenar por 7 u 8 euros y con vino de primera
calidad, ya que en la misma bodega puedes solicitar a precio de comercio
cualquier botella de las más de 200 referencias que tiene a la venta.
Muy
recomendable para estos tiempos que corren…